7 trucos para controlar los celos de los niños

Tener varios hijos es una experiencia maravillosa, pero también implica gestionar emociones complejas, como los celos infantiles. Estos pueden surgir desde que un nuevo hermano llega a casa o incluso en situaciones cotidianas, como recibir atención en momentos distintos o compartir juguetes. Lejos de ser una señal de mal comportamiento, los celos son un reflejo de inseguridades, necesidad de atención o miedo a perder el afecto de los padres.

Por eso, no se trata de reprimir esos sentimientos, sino de ayudar al niño a comprenderlos, expresarlos y canalizarlos de forma saludable. Te damos pequeñas claves para manejar una situación de celos con tus hijos. Toma buena nota de lo que debes -y no debes- hacer para fomentar la armonía familiar. Porque si algo tenemos claro, es que el cariño no se divide: se multiplica.

Lo que debes hacer contra los celos de hermanos

1. No castigues al niño por sentir celos

Uno de los errores más frecuentes es reprender o castigar a un niño cuando expresa celos. Frases como "no seas celoso" o "deja de portarte mal" pueden hacer que el pequeño se sienta incomprendido y aún más inseguro. Es importante validar sus emociones: decirle que entender que se sienta así, pero ayudarle a canalizar esa emoción de otra manera.

Lo ideal es que el niño se sienta escuchado, no juzgado. Por ejemplo, en lugar de regañarle por enfadarse con su hermano, puedes decirle: "Veo que estás molesto, ¿quieres contarme qué te ha hecho sentir así?".

2. Evita comparaciones entre hermanos

"No entiendo por qué tú no eres tan tranquilo como tu hermano" o "tu hermana sí recoge sus cosas" son frases que, aunque parezcan inofensivas, siembran una rivalidad silenciosa. Cada niño es único, con su carácter, ritmo y manera de enfrentarse al mundo. Las comparaciones no motivan: duelen y alimentan los celos.

En lugar de comparar, céntrate en destacar los logros y cualidades de cada uno por separado. Puedes decir, por ejemplo: "Me encanta cómo has recogido tus juguetes hoy" o "has tenido una idea muy creativa". Así refuerzas su autoestima sin hacer que sienta que está compitiendo por tu aprobación.

3. No etiquetes a tus hijos

"El revoltoso", "el responsable", "la traviesa", "el listo"... Las etiquetas pueden parecer divertidas o prácticas, pero limitan y encasillan a los niños. Además, crean expectativas difíciles de manejar. Si un niño siente que siempre es "el malo", asumirá ese papel, aunque no lo desee.

En lugar de etiquetar, describe comportamientos concretos y temporales. Di cosas como: "Hoy has estado muy inquieto, ¿te ha pasado algo?" o "me ha encantado cómo ayudaste antes a tu hermano". Así, les das margen para cambiar, mejorar y definirse a sí mismos sin presión.

4. Define el rol de cada uno dentro de la familia

A todos los niños les gusta saber que tienen un lugar en su hogar. No se trata de asignarles un título ni una tarea concreta, sino de hacerles sentir valiosos y necesarios. Explícales que cada miembro de la familia es importante por lo que aporta, y que todos tienen derechos y deberes.

Puedes hablar de ello en un momento tranquilo, y remarcar frases como: "Tú eres el mayor y eso no significa que tengas que hacer más cosas, pero sí puedes ayudar a enseñar cosas a tu hermano pequeño, que te admira mucho". O al revés: "Aunque seas el pequeño, tus ideas también son importantes".

5. Demuestra tu cariño de forma personalizada

A menudo creemos que querer "por igual" es hacerlo "todo igual". Pero no todos los niños necesitan lo mismo. Algunos buscan más abrazos, otros más conversación o tiempo de juego. Lo importante es que cada uno sienta que tiene acceso a tu atención y amor de manera personal.

Procura tener momentos a solas con cada hijo. No tienen que ser grandes planes, basta con leer un cuento juntos, preparar una merienda o dar un paseo. Esos ratitos exclusivos ayudan a reforzar el vínculo y a disminuir los celos. Que cada niño sienta: "Mi mamá/papá también me elige a mí".

6. Crea juegos colaborativos

Muchos juegos, sin darnos cuenta, están diseñados para competir. Pero si queremos reducir tensiones, es mejor proponer actividades que requieran colaboración. Juegos en los que tengan que construir algo juntos, resolver una misión, cuidar de una "mascota imaginaria" o buscar un tesoro en equipo.

De esta forma, los niños dejan de verse como rivales y empiezan a trabajar como compañeros. La idea es que entiendan que no tienen que luchar entre ellos para ganar tu atención, sino que pueden disfrutar más cuando trabajan juntos.

7. Fomenta el diálogo familiar

Hablar en familiaes una de las mejores herramientas para prevenir y resolver conflictos. Establece momentos de conversación en los que cada uno pueda expresarse libremente, sin miedo a ser juzgado. Puedes usar rutinas como la cena, el paseo del sábado o incluso un "rato de tertulia" antes de dormir.

Pregúntales cómo se han sentido, si ha habido algo que les ha molestado durante el día, o qué ha sido lo mejor. Enséñales que los sentimientos se pueden hablar y compartir. Y si hay una discusión entre hermanos, no busques culpables, sino soluciones: ¿cómo podemos hacerlo mejor la próxima vez?

Los celos son una oportunidad para crecer

Los celos entre hermanos no son el enemigo. Son una señal de que algo dentro del niño necesita ser atendido: más seguridad, más atención, más comprensión. Con empatía, paciencia y estos pequeños trucos, podemos ayudarles no solo a gestionar esa emoción, sino a transformarla en una oportunidad para crecer emocionalmente y fortalecer los lazos familiares.

Recuerda: lo que más ayuda a reducir los celos no es repartir el cariño como si fuera un trozo de tarta, sino demostrar que hay amor de sobra para todos. Porque en una familia, el amor no se divide, se multiplica.