La mona. Fábula en verso de Tomás de Iriarte

Cuentos en verso con moraleja para niños

La mona es una fábula en verso escrita por el fabulista, dramaturgo y poeta Tomás de Iriarte (1750 - 1791). Este fábula corta es perfecta para que la lean los estudiantes de Primaria y aprendan sobre el ritmo y la rima en la poesía. Además, podemos leerla con nuestros hijos y hablar sobre la moraleja que encierra, que se engloba en la frase con la que comienza este cuento con moraleja: "Aunque la mona se vista de seda, mona se queda".

La mona, fábula en verso

Fábula la mona 

Aunque se vista de seda
la mona, mona se queda.
El refrán lo dice así;
yo también lo diré aquí,
y con eso lo verán 
en fábula y en refrán.

Un traje de colorines,
como el de los matachines,
cierta mona se vistió;
aunque más bien creo yo
que su amo la vestiría,
porque difícil sería
que tela y sastre encontrase.

El refrán lo dice: pase.
Viéndose ya tan galana, 
saltó por una ventana
al tejado de un vecino,
y de allí tomó el camino
para volverse a Tetuán.

Esto no dice el refrán,
pero lo dice una historia
de que apenas hay memoria,
por ser el autor muy raro;
y poner el hecho en claro
no le habrá costado poco. 

Él no supo, ni tampoco
he podido saber yo,
si la mona se embarcó,
o si rodeó tal vez
por el ismo de Süez. 
Lo que averiguado está
es que, por fin, llegó allá.

Viose la señora mía
en la amable compañía
de tanta mona desnuda; 
y cada cual la saluda
como a un alto personaje,
admirándose del traje,
y suponiendo sería
mucha la sabiduría, 
ingenio y tino mental
del petimetre animal.

Opinan luego al instante,
y nemine discrepante,
que a la nueva compañera
la dirección se confiera
de cierta gran correría
con que buscar se debía,
en aquel país tan vasto,
la provisión para el gasto
de toda la mona tropa.

(¡Lo que es tener buena ropa!)
La directora, marchando
con las huestes de su mando,
perdió no sólo el camino,
sino, lo que es más, el tino;
y sus necias compañeras
atravesaron laderas,
bosques, valles, cerros, llanos,
desiertos, ríos, pantanos; 
y al cabo de la jornada,
ninguna dio palotada;

¡y eso que en toda su vida
hicieron otra salida
en que fuese el capitán 
más tieso ni más galán!
Por poco no queda mona
a vida con la intentona;
y vieron por experiencia
que la ropa no da ciencia. 

Pero, sin ir a Tetuán,
también acá se hallarán
monos que, aunque se vistan de estudiantes,
se han de quedar lo mismo que eran antes.

Significado de la fábula La mona

Esta fábula está basada en el refrán "aunque la mona se vista de seda, mona se queda", que viene a significar que cada uno es como es, y no se puede ocultar o cambiar con mejoras meramente externas, como la ropa, el maquillaje o una pose impostada.

Asimismo, el talento no se puede disfrazar, el que lo tiene, lo tiene y, el que no, puede pretender que sabe más o tiene una capacidad que en realidad no posee, pero antes o después acaba descubierto. 

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