La liebre y el erizo. Fábula para niños sobre las burlas y los vanidosos

Cuentos infantiles con moraleja para educar a los niños en valores

La liebre y el erizo es una fábula tradicional alemana que fue incluida en la quinta edición de Los cuentos de hadas de los hermanos Grimm. Se trata de una fábula para niños que habla sobre las burlas y los vanidosos. Un pequeño erizo dará una lección de humildad a una engreída liebre empleando simplemente su ingenio. 

Es un cuento perfecto para leer con los niños y educarles en valores, ya que podemos hablar con ellos tras la lectura de la importancia de no reírse de los demás ni hacer gala de las capacidades propias.

 Ver +: Fábula de la liebre y la tortuga

Fábula con moraleja sobre las burlas y los vanidosos: La liebre y el erizo

La liebre y el erizo. Fábula para niños sobre las burlas y los vanidosos

Una mañana, bien temprano, un pequeño erizo salió a dar un paseo y se encontró con una liebre.

- Buenos días, señora liebre, saludó el erizo

- ¿Dónde vas a estas horas?, preguntó la liebre con actitud arrogante.

-Voy a subir aquella colina, estoy haciendo. ejercicio.

- ¿Ejercicio, dices? Pero si tienes las patas cortas y torcidas, dijo con superioridad.

El erizo se sintió humillado. No le gustaba que se burlaran de sus patitas. Y, tuvo una idea para darle una lección.

- ¿Crees que tus patas son mejores que las mías? Hagamos una carrera, te apuesto lo que quieras a que corro más deprisa que tú.

- ¡Ja, ja ja! Tú, con tus piernas torcidas, ¿ganarme a mí, a toda una liebre corredora? Esto es graciosísimo, pero acepto la apuesta, te dejaré en ridículo.

- De acuerdo, pero antes de la carrera quiero ir a mi casa para desayunar y coger fuerzas, dijo el pequeño erizo. Dntro de media hora nos veremos en la cima de aquella colina. 

La liebre se mostró conforme y el erizo regresó a su madriguera. Rápidamente avisó a su vecino, que tenía las piernas cortas y torcidas como él, y le contó la apuesta que había hecho con la liebre.

- ¿Ves aquella colina? Pues allí haremos la carrera. Lo único que tienes que hacer es esconderte al pie del monte y, cuando llegue la liebre, has de decirle: «Yo he llegado primero».

Los dos amigos se pusieron en camino, el vecino erizo se escondió tras una vid en la parte baja del monte, y el erizo se dirigió hacia el lugar donde se iba a iniciar la carrera.

Llegó cansado por el esfuerzo y vio que la liebre estaba ya esperándolo y le miraba con aires de superioridad.

Inmediatamente se situaron en la línea de salida, contaron hasta tres y comenzaron a correr. La liebre salió disparada como una flecha monte abajo y el erizo, en cambio, apenas dio unos pasos y se tumbó a descansar.

Cuando la liebre llegó al pie de la colina, se quedó muy sorprendida, allí estaba el erizo esperándola.

- Yo he llegado primero, dijo el erizo.

- ¡Cómo es posible! Repitamos la carrera, ahora en el otro sentido - dijo la liebre enfadada. Y, de nuevo, salió disparada como un rayo. En pocos minutos, la liebre llegó a la cumbre y el erizo le salió otra vez al encuentro mientras decia:

-Yo he llegado primero.

La liebre se quedó perpleja y le propuso a su contrincante:

-Aquí hay gato encerrado. ¡Volvamos a empezar!

Repitieron la carrera un montón de veces y, cuando llevaban unas cuantas horas así, la liebre agotada, se desmayó en medio del monte.

Los dos erizos volvieron a casa muy satisfechos de la lección que le habían dado a aquel presumido animal.

Moraleja: No hay que burlarse de los demás ni presumir de las capacidades que tenemos frente a los demás.

Ejercicios de comprensión lectora de la fábula: La liebre y el erizo

Es importante trabajar con los niños su capacidad no solo para leer de forma ágil y correcta, sino también su capacidad para comprender el sentido de lo que leen. Para lograrlo te proponemos estas preguntas de comprensión lectora sobre la fábula de La liebre y el erizo.

- ¿Qué le dijo la libre al erizo para humillarle?

- ¿Qué le propuso el erizo a la liebre para darle una lección?

- ¿A quién pidió ayuda el erizo?

- Explica cómo consiguió el erizo engañar a la liebre.

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