La leyenda de Amasis. Cuentos para niños del antiguo Egipto

Leyendas de Egipto para leer con los niños

La leyenda es una narración tradicional en la que se combinan los hechos fantásticos y aquellos que pudieron ocurrir en algún tiepo y lugar. Esta que os traemos, la recogió el antiguo historiador griego Herodoto de Halicarnaso y, lejos de suceder hechos mágicos o inverosímiles, cuenta una enseñanza muy útil incluso hoy en día.

La leyenda de Amasis es un cuento para niños procedente de la mitología del antiguo Egipto que enseña a los más pequeños que hemos de juzgar a las personas por sus hechos presentes y no por sus obras pasadas, ya que todos tenemos derecho a una segunda oportunidad.

Leyendas de Egipto para niños: La leyenda de Egipto

leyendas de egipto: la leyenda de Amasis

Cuenta el historiador griego Herodoto que Amasis había llegado al trono de Egipto siendo una persona con escasos valores ya que, antes de ser faraon, se había dedicado al robo y al pillaje.

Cuando subió al trono causó una gran sorpresa y un enorme disgusto, pues los orgullosos egipcios se sintieron defraudados ya que iban a ser gobernados por un hombre a quien juzgaban de clase inferior a los más inferiores.

Amasis, viendo el desprecio con el que era tratado por su pueblo, quiso resolver la cuestión dando una lección a sus desdeñosos súbditos.

Entre los objetos que poseía para su uso personal se en contraba una jofaina de oro, en la que se lavaban los pies to dos los que iban a comer con Amasis.

El faraón mandó fundir la palangana y con el oro hacer una estatua de una divinidad y una vez terminada, la mandó colocar en una plaza pública. Desde aquel momento, todos los que pasaban por enfrente de la estatua se volvían y la adoraban con veneración.

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Días después Amasis ordenó reunir a todos aquellos que habían adorado a la estatua y les dijo:

- Esa estatua ante la cual os habéis inclinado no es más que la jofaina en que os lavabais los pies, modelada de nuevo.

Las personas allí reunidas se miraron las unas a las otras con asombro.

- A mí me ha ocurrido lo mismo: si en otro tiempo era hombre de clase inferior, no era digno y cometí errores, pero ahora soy otra persona. He cambiado y puedo hacer las cosas de otra forma. Soy vuestro rey y os pido respeto.

Y, en efecto, desde aquel día cesó el desdén de los egipcios por Amasis, quien se ganó el respeto de sus súbditos quienes comenzaron a valorar sus acciones presentes y no las pasadas.

FIN

 

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