Fábula para niños: Esopo y el borrico

Una fábula de Hartzenbursch

Las fábulas han sido desde tiempos inmemoriales una herramienta fundamental en la educación de los niños. Estas breves historias, protagonizadas a menudo por animales que personifican características humanas, tienen como objetivo transmitir una lección o moraleja que deja una enseñanza perdurable.

Esopo, uno de los más grandes fabulistas de la historia, ha dejado un legado de cuentos que aún hoy en día enseñan valores esenciales como la honestidad, la prudencia y la sabiduría. A través de sus relatos, los niños pueden aprender importantes lecciones de vida de una manera entretenida y cercana.

Esta fábula es una de las versiones adaptadas por Juan Eugenio Hartzenbusch, que ha sido inspirada por Esopo: El borrico y Esopo.

Quién fue Esopo

Esopo fue un fabulista griego, considerado el pionero de este género literario. A través de sus cuentos breves y directos, Esopo utilizó animales y objetos inanimados como personajes principales, dotándolos de voz y emociones humanas. Muchas de sus fábulas, como "La liebre y la tortuga" o "El pastor mentiroso", son conocidas universalmente, y su legado ha perdurado por siglos.

¿Quién fue Juan Eugenio Hartzenbusch?

Juan Eugenio Hartzenbusch (1806-1880) fue un destacado dramaturgo y poeta español del siglo XIX. Aunque es más conocido por su obra teatral, especialmente "Los amantes de Teruel", también dejó huella en la adaptación y modernización de obras clásicas, incluidas las fábulas de Esopo. Sus adaptaciones de fábulas como las de Esopo, demuestran su capacidad para tomar historias universales y acercarlas a la sensibilidad del lector español, preservando su valor educativo y moral.

En el caso de "La Fábula del Borrico y Esopo", Hartzenbusch consiguió mantener la esencia de la moraleja original, pero dotándola de un tono más cercano y accesible, ideal para enseñar valores a los más pequeños. Su trabajo sigue siendo valorado por su capacidad de hacer accesibles los grandes clásicos a generaciones futuras. 

Fábula de Esopo y el borrico

La Fábula de Esopo y el Borrico (Adaptación para niños)

Una tarde soleada, en un tranquilo prado, Esopo caminaba mientras pensaba en sus historias. De repente, un burro, un tanto torpe y testarudo, se le acercó y le habló:

-Maestro Esopo -dijo el burro con voz temblorosa-, he escuchado que tú puedes escribir fábulas que enseñan grandes lecciones. Te lo ruego, si alguna vez decides contar una historia sobre mí, por favor, ¡hazme parecer un animal muy sabio y con palabras inteligentes!

Esopo lo miró con una sonrisa en los labios y respondió con serenidad:

-Bueno, querido borrico, claro que podría escribir una fábula donde parezcas un animal muy listo y con grandes talentos.

El burro, emocionado, sacudió las orejas y se adelantó un poco, pensando que su deseo iba a ser concedido.

-¡Oh, muchas gracias, maestro! -exclamó el burro-. Imagínate, todos me verán como el más inteligente de los animales y hablaré con cordura y discreción.

Pero Esopo, sabio como siempre, levantó un dedo y añadió:

-Ah, pero ten cuidado, amigo mío. Aunque te hiciera parecer el más sabio de los burros, todos aquellos que te conocen verían que algo está mal. Ellos pensarían que tú eres un gran filósofo y, a su vez, dirían que yo soy un simple ignorante, porque sería evidente que fingimos algo que no es verdad.

El burro, al escuchar estas palabras, bajó la cabeza y entendió el mensaje. No se puede aparentar ser lo que no se es, y mucho menos esperar que los demás no lo noten.

-Tienes razón, Esopo -dijo el burro, algo apenado-. Es mejor ser humilde y aceptar quién soy realmente.

Esopo asintió con una sonrisa comprensiva y ambos siguieron su camino, sabiendo que la verdadera sabiduría radica en la honestidad.

El valor de la sinceridad y la humildad

La moraleja de esta fábula para niños es clara: Alabar a un necio es una locura que los demás critican. Este mensaje es especialmente importante en la educación de los niños, ya que a través de esta historia se puede enseñar que no es correcto tratar de aparentar ser alguien que no se es.

En la sociedad actual, en la que a veces se valora más la apariencia que la verdadera valía, es crucial que los niños comprendan la importancia de la sinceridad y la humildad. La fábula también advierte sobre el riesgo de hacer halagos vacíos a aquellos que no merecen tal elogio. Al ensalzar a alguien que no tiene las cualidades que se destacan, no solo se engaña a los demás, sino que se corre el riesgo de dañar la credibilidad propia. En el caso del burro, Esopo le explica que intentar hacerle parecer sabio solo conseguiría que todos se rieran de ambos.

Preguntas de comprensión lectora para niños

1. ¿Qué le pidió el burro a Esopo al comienzo de la fábula?

2. ¿Cómo reaccionó Esopo a la petición del burro?

3. ¿Qué lección le quiso enseñar Esopo al burro?


4. ¿Cuál es la moraleja de la fábula y cómo se aplica en la vida real?

5. ¿Crees que es importante ser sincero sobre quién eres y no intentar aparentar ser otra persona? ¿Por qué?

Esta serie de preguntas puede ayudar a los niños a reflexionar sobre la fábula de Esopo, promoviendo la comprensión lectora y el pensamiento crítico.

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