Fábula de Esopo: La zorra y la serpiente

Una fábula para niños para conocer nuestras propias limitaciones

Las fábulas, esos pequeños relatos que combinan animales, moralejas y sencillez narrativa, son herramientas clave para enseñar a los niños valores y reflexiones profundas. Mediante historias cortas, invitan a los más pequeños a explorar conceptos como la honestidad, la empatía y la aceptación de uno mismo. Esopo, el legendario fabulista griego, es un referente en este género. Con sus relatos atemporales, ha transmitido sabiduría generación tras generación, y "La zorra y la serpiente" no es una excepción.

Esopo y su legado

Esopo, un narrador que vivió en la antigua Grecia, se convirtió en la figura más reconocida del arte de la fábula. Sus cuentos, aunque creados hace más de dos mil años, siguen siendo increíblemente actuales. Se destacan por su sencillez, su economía de palabras y la profundidad de sus enseñanzas. Esopo no solo contaba historias, sino que también ofrecía una visión del mundo basada en el sentido común y la observación. "La zorra y la serpiente" es una de sus tantas fábulas que nos recuerda la importancia de ser fieles a nuestra propia naturaleza y no intentar ser algo que no somos.

La fábula para niños: La zorra y la serpiente

Fábula de La zorra y la serpiente

(Escena: Un camino polvoriento bajo un cielo despejado. Una higuera proyecta sombra sobre la serpiente, que descansa plácidamente enrollada en la base del tronco.)

Narrador: Una cálida tarde, una serpiente descansaba bajo la sombra de una higuera. Su cuerpo alargado y brillante reflejaba la luz del sol que se colaba entre las hojas. Pasó por allí una zorra, astuta y curiosa como siempre, y al verla, no pudo evitar detenerse.

Zorra: ¡Qué impresionante es el cuerpo de esta serpiente! Tan largo, tan elegante. ¡Yo también puedo ser así!

Narrador: La zorra, siempre inquieta y deseosa de destacarse, decidió echarse al lado de la serpiente. Extendió su cuerpo todo lo que pudo, tratando de igualar la longitud del reptil. Se estiraba y se estiraba, sus patas se tensaban y su piel parecía a punto de ceder.

Zorra (resollando): ¡Solo un poco más! ¡Puedo lograrlo! ¡Debo superar este límite!

Narrador: Pero el esfuerzo fue tan grande que la zorra, en su empeño por alcanzar lo imposible, terminó por lastimarse. Con un gemido, comprendió que, por más que lo intentara, nunca podría ser como la serpiente.

Zorra (quejándose): ¡Qué tonta fui! Envidiar lo que no soy solo me ha causado dolor.

Narrador: La serpiente, sin despertar de su siesta, seguía tranquila, mientras la zorra aprendía una valiosa lección.

Moraleja: no imites aquello para lo que no estás preparado
La enseñanza de esta fábula es clara: es importante conocer nuestras propias capacidades y limitaciones. No debemos caer en la tentación de imitar lo que no somos o esforzarnos por alcanzar algo para lo que no estamos preparados. Para los niños, esta historia es una forma sencilla de entender que cada individuo tiene cualidades únicas y que, en lugar de envidiar a los demás, debemos aceptar y valorar nuestras propias características.

Además, invita a reflexionar sobre el peligro de la ambición desmedida. Aspirar a mejorar es positivo, pero intentar ser algo que va en contra de nuestra naturaleza puede conducir al fracaso o al daño personal. Al enseñar a los niños esta moraleja, les estamos ayudando a construir una autoestima sólida basada en la autoaceptación.

Preguntas de comprensión lectora

  1. ¿Qué vio la zorra que la llevó a intentar estirarse?
  2. ¿Por qué la zorra quería igualarse a la serpiente?
  3. ¿Qué sucedió cuando la zorra intentó ser más larga de lo que podía?
  4. Según la moraleja, ¿qué debemos hacer en lugar de imitar a otros?
  5. ¿Cómo crees que la zorra podría haber manejado su envidia de otra manera?

 

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