El lobo y el perro. Fábula para niños de La Fontaine

Cuentos con moraleja: la importancia de la libertad

Esta fábula para niños, El lobo y el perro, fue escrita por el fabulista francés Jean de La Fontaine. Este cuento corto con moraleja tiene un tema central del que los niños pueden extraer un aprendizaje: la libertad es nuestro mayor tesoro. Hay que podemos sentirnos atraídos por tener más riqueza o bienes pero, hay que pensarlo bien si el coste es la propia libertad. Una fábula preciosa para que los niños se acerquen a los relatos clásicos y además aprendan a reflexionar sobre aquello que leen.

Leer también: Más fábulas de Jean de La Fontaine para niños

Fábula de La Fontaine: El lobo y el perro

Fábula: El lobo y el perro

Había una vez un Lobo, y estaba tan flaco, que no tenía más que piel y huesos. Y es que, los perros andaban tan vigilantes del ganado que no había opción a llevarse comer un tierno corderito. 

Un buen día, encontró a un mastín, rollizo y lustroso, que se había extraviado. La primera idea que se le cruzó fue la de apresarlo y comerlo, eso es cosa que hubiese hecho de buen grado el señor lobo. Pero había que emprender batalla contra el enorme perro, y el enemigo tenía trazas de defenderse bien, además, se sentía cansado y falta de energía debido al hambre.

El lobo se le acerca con la mayor cortesía, e inicia una conversación con él, felicitándole por sus buenas carnes.

- No estáis tan lucido como yo, porque no queréis, contesta el perro. Deja el bosque; los vuestros, que en él se guarecen, son unos desdichados, muertos siempre de hambre. ¡Ni un bocado prueban al día, seguro! ¡Todo a la ventura! ¡Siempre a la espera de lo que caiga! Sígueme, y tendrás mejor vida.

- ¿Y qué tendré que hacer?, preguntó el lobo.

- Casi nada, respondió el perro, asustar a los ladrones y a los que llevan bastón o garrote; acariciar a los de casa, y complacer al amo. Con tan poco como es esto, tendrás comida diaria seguro. Yo me nutro con las sobras de todas las comidas, huesos de pollos y pichones; y además, si me porto bien, obtengo algunas caricias, por añadidura.

El Lobo, que escucha todas estas lindezas sobre la vida del perro en la granja, se imagina un porvenir de gloria, comida todos los días, cuidados y, de pensarlo, lloró de alegría.

Comenzó a caminar hacia la granja con el perro pero advirtió que su nuevo compañero tenía en el cuello una peladura.

- ¿Qué es eso? preguntó.

- Nada, dijo el perro sin mirarle a los ojos

- ¡Cómo nada!, insistió el lobo

- Poca cosa, se negaba a confesar el perro.

-Algo será, no dándose por vencido el lobo.

- Será la señal del collar a que estoy atado, confesó por fin el mastín.

- ¡Atado! exclamó el Lobo, pero.. ¿qué?, ¿no vas y vienes a donde queréis y cuando quieres?

- No siempre, pero eso, ¿qué importa?, dijo el perro restándole importancia.

- Importa tanto, que renuncio a vuestra comida, techo y caricias, ya que de ir contigo renunciaría al mayor tesoro, dijo, y echó a correr.

Aún está corriendo.

Moraleja: La libertad es nuestro mayor tesoro, no debemos venderla a cualquier precio.

Preguntas sobre la lectura

Si ya has leído la fábula El perro y el lobo, te invitamos a que respondas estas preguntas para practicar la comprensión lectora: 

- ¿Cuál era el problema del lobo?

- ¿Qué le dice el perro al lobo para atraerle a su tipo de vida?

- ¿Por qué renuncia el lobo a ir con el perro?

- Reflexiona: ¿crees que hizo bien el lobo?

Artículos relacionados

Comentarios

¡Sé el primero en comentar!