Cómo el camello consiguió su joroba. Cuento para niños de Rudyard Kipling

Cuentos para niños perezosos

Este cuento para niños y no tan niños: Cómo el camello consiguió su joroba, fue escrito por Rudyard Kipling y forma parte de su colección, Los cuentos de así fue (Just so Stories). Este relato es muy útil para explicar a los niños que la pereza y la vagancia tienen siempre una consecuencia. 

El novelista, poeta y cuentista inglés, nació en Bombay, India el 30 de diciembre de 1865. Este magnífico escritor fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1907 y, entre sus relatos destaca El libro de la selva.

Cuento de Kipling para niños: Cómo el camello consiguió su joroba

Cómo el camello consiguió su joroba

Érase una vez al principio de los tiempos, cuando el mundo era tan nuevo y los animales comenzaban a trabajar para el hombre. Había un camello que vivía en medio del desierto y era tan perezoso que no buscaba su comida por lo que se alimentaba de lo primero que veía: palos, espinas o matojos.

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Cuando se cruzaba con alguien por el desierto, ni siquiere hablaba, tan solo decía:

- ¡Joroba!, solo ¡Joroba! y nada mas.

Un buen día, un caballo con una silla de montar en la espalda se le acercó y le dijo:

- Camello, eh camello, sal y trota como el resto de nosotros.

- ¡Joroba! dijo el camello; y el caballo se fue y le contó al hombre lo que había sucedido.

Poco después, un perro se le acercó con un palo en la boca y le dijo:

- Camello, eh camello, ven a buscar este palo y a llevarlo como el resto de nosotros.

- ¡Joroba! dijo el camello; y el perro se fue y le contó al hombre lo que había sucedido.

En ese momento se le acercó un buey, con el yugo al cuello, y dijo:

- Camello, eh camello, ven y ara como el resto de nosotros.

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- ¡Joroba! dijo el camello; y el buey se fue y se lo contó al hombre.

Al final del día, el hombre reunió al caballo, al perro y al buey, y les dijo:

- Ese camello no ha ayudado a ninguno de los tres, lo siento mucho por él, pero no hacer nada y solo decir "Joroba" aquí el desierto no puede funcionar. Lo dejaré solo, y deberá trabajar el doble de tiempo para compensar su actitud.

El caballo, el perro y el buey se quedaron chalando sobre lo sucedido y, de pronto, vieron aparecer al camello quien venía masticando algunos matojos. No contento con su actitud, les miró, se rió de ellos, dijo "Joroba" y siguió su camino. 

En ese momento llegó el genio que estaba a cargo de todos los desiertos de la tierra rodando en una nube de polvo (los genios siempre viajan de esa manera porque eran mágicos), y se detuvo para charlar y discutir con aquellos tres animales.

- Genio de todos los desiertos, dijo el caballo, ¿es correcto que alguien sea tan perezoso con el mundo tan nuevo y todo lo que hay que hacer? 

- Desde luego que no - dijo el genio.

- Bueno - dijo el caballo -, pues hay una cosa en medio de tu desierto, es un animal con cuello largo y piernas largas, y no ha trabajado ni un solo día.

- ¡Uf!, dijo el genio, ¡ese es mi camello, por todo el oro de Arabia! ¿Qué dice al respecto?

- Dice ¡Joroba!, dijo el perro; y después ni ayuda, ni carga, ni ara. 

- ¿Dice algo más?, insistió el genio.

- Sólo ¡Joroba!; dijo el buey.

- Muy bien, dijo el genio, se las verá conmigo.

El genio se envolvió en su manto de polvo y tomó rumbo a través del desierto, y encontró al camello muy ocioso, mirando su propio reflejo en un charco de agua.

- Mi viejo amigo - dijo el genio -, ¿qué es eso que oigo de que no trabajas, con el mundo tan nuevo?

- ¡Joroba!, dijo el camello.

- Les has dado trabajo extra a estos tres animales, todo a causa de tu "escrupulosa ociosidad", dijo el genio; y siguió pensando.

- ¡Joroba!, dijo el camello.

- No diría eso de nuevo si fuera tu, dijo el genio.

Y el camello dijo "¡Joroba!" de nuevo; pero apenas lo hubo dicho, vio su espalda, de la que estaba tan orgulloso, hinchándose y resoplando hasta convertirse en un gran bulto.

- ¿Ves eso? dijo el genio. Esa es tu propia joroba, te la has provocado al no trabajar. Hoy es jueves y no ha trabajado desde el lunes. Ahora vas a trabajar.

- ¿Cómo voy a hacerlo con esta joroba en mi espalda?, dijo el camello.

- Eso tiene un propósito - dijo el genio - te pasó porque no colaboraste en estos días. Ahora podrá trabajar durante tres días sin comer, porque puedes vivir de su joroba; y nunca digas que nunca hice nada por ti. Sal del Desierto y ve con los tres animales, y pórtate. 

Y el camello humillado, con joroba y todo, y se fue para unirse a los tres animales. Y desde ese día en adelante, el camello siempre usa una joroba, pero nunca lse puso al día con los tres días que perdió al principio de los tiempos y nunca aprendió a comportarse.

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