Cómo comunicar a los hijos la separación de la pareja

Qué decirle a tus hijos si llega el momento del divorcio

La separación suele ser una experiencia frustrante para la pareja, pero los niños no tienen que pasarlo mal necesariamente.Los hijos pueden crecer felices si los padres afrontan de una forma responsable su ruptura.

Qué decirle al niño

Una vez tomada la decisión de separarse hay que comunicárselo cuanto antes a los hijos, antes de que lo escuchen en alguna discusión de la pareja. Pero antes convendría ponerse de acuerdo sobre las cosas que cambiarán para el niño con respecto a su cuidado, como será la relación entre el niño y el cónyuge que se va de casa, dónde y cuándo se verán, si le implicará cambiar de colegio o perder amigos… Ponerse de acuerdo sobre aquello de lo que no se quiere hablar, hacer más hincapié sobre lo que les une que sobre lo que les separa, dejarle bien claro que no es culpa del niño y que ambos progenitores se seguirán ocupando de su bienestar.

Cómo decírselo

Lo que se le dice al niño es tan importante como la forma de decírselo. Por ello, cuando se hable con él hay que procurar encontrarse bien y nunca cuando se esté frustrado. Aunque no se esté enfadado con el niño, él percibe los sentimientos negativos entre sus padres, como culpabilidad e incluso rechazo. Serán las vivencias y no las palabras, las que le harán sentirse seguro y querido.


Tener en cuenta su grado de desarrollo

Los padres tienen que tener muy en cuenta la capacidad de pensar y sentir del niño para usar las palabras adecuadas y vivir con ellos experiencias positivas. Incluso, si hay más de un hijo en la familia, sería conveniente hablar con cada uno de ellos por separado, ya que al tener edades diferentes suelen tener preocupaciones distintas.

Una decisión de los padres

Puede ser que el niño ante las explicaciones llore o pida encarecidamente que permanezcan juntos. Si es así, los padres deben intentar con la mayor calma posible transmitirle que es una decisión únicamente de los padres. Y no conviene preguntar a los niños con quien desean vivir, especialmente si no han llegado a la adolescencia. Podemos tener la mejor intención, pero él lo puede interpretar como un problema de lealtad hacia uno de sus padres.

Padres demasiado amistosos

Este tipo de relación puede confundir al niño, puede llegar a creer que pueden volver a vivir juntos de nuevo. Si no va a ser así, es mejor no alentar sus fantasías. La relación, por supuesto, ha de ser educada, pero el comportamiento debe reforzar la idea de la separación. Y si se tuviera en mente una posible reconciliación, es recomendable que los encuentros o conversaciones se realicen en ausencia de los hijos, por lo menos hasta que la situación esté muy clara.

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